¿Qué sensaciones son las que te quedan al finalizar el día? ¿Crees que has hecho algo que de verdad merece la pena? ¿Algo que te llene, que te mantenga deseoso de que llegue el siguiente día para volver a empezar de nuevo? Hay personas que han sabido llegar a ese punto, que han sabido encontrar el equilibrio entre lo que les gusta, lo que tienen que hacer para lograr ingresos y sus obligaciones, y que no han perdido el control de sus vidas. Pero siendo sinceros, a la mayoría de nosotros no nos gusta especialmente nuestro trabajo, invertimos el tiempo libre en «pasatiempos» (TV, series, ordenadores, redes sociales, juegos…) y solemos pasar muchos días deseosos de que lleguen los fines de semana, las vacaciones… para tampoco hacer nada especial. Nuestro día a día está lleno de quehaceres y obligaciones que en su mayoría, no nos entusiasma hacer.
Esa sensación que aparece en la situación descrita ahí arriba es la INSATISFACCIÓN. Una insatisfacción generalizada en el día a día, que nos hace sentirnos estancados en algún momento de nuestra vida. Y ¿qué nos propone el modelo social para hacerle frente? Lo que nos propone son momentos efímeros de felicidad para compensar la insatisfacción generalizada que provoca un sistema ya anticuado, momentos de felicidad que se basan, como no, en cosas externas a nosotros mismos: comprar objetos, vivir experiencias, recompensar tu esfuerzo con un título o un cargo… Todo cosas externas a ti, como no puede ser de otra manera viniendo de un sistema externo.
Sin embargo no podemos pretender combatir una necesidad nacida en nuestro interior con soluciones provenientes del exterior.
Lo externo y lo interno
Bien, aclaremos antes de continuar la diferencia entre lo externo y lo interno.
Te compones de un cuerpo físico, algo que es material y palpable. Tienes un cerebro, generas pensamientos y tienes una personalidad. Todos esos elementos te sirven para moverte bien por el mundo físico que conoces, es decir, por el planeta y tu entorno social. Tu cuerpo va y viene, cumpliendo las normas sociales establecidas y realizando acciones un tanto perfiladas por lo que tu personalidad le dicta.
Sin embargo, la insatisfacción es una sensación, un sentimiento, algo que brota en tu interior y que no has generado tú de forma consciente. La insatisfacción aparece como una alarma que se dispara para indicarte que estás en el camino incorrecto. Podríamos decir que la insatisfacción es una consecuencia de cómo sufre tu interior lo que estás viviendo en tu mundo exterior.
¿Y qué es tu parte interna, tu interior? Popularmente tiene muchos nombres y como he hecho en otros artículos, no voy a inmiscuirme en el nombre con que la quieras conocer tú. Hay quien la llama alma, hay quien la llama guía, hay quien la llama Divinidad, hay quien la llama fuente… Digamos que tu yo interno es aquella parte de ti que nos quedaría si quitáramos la personalidad (con sus prejuicios y máscaras, moldeada por los acontecimientos de tu vida), tu cuerpo y tus pensamientos. Lo que nos queda es algo sutil, algo que siendo adulto es difícil de percibir. «Es esa pequeña chispa o escalofrío que te recorre el cuerpo cuando te enamoras, esos segundos de máxima intensidad cuando escuchas esa canción que te pone la piel de gallina, esa felicidad extrema y sin explicación que se mantiene en su punto álgido solamente durante unos segundos muy de vez en cuando». Esas son ocasiones en las que el alma aflora y se hace presente en el mundo físico. Cuando eso ocurre todo lo demás da igual, estás vislumbrando por unos segundos el aquí y ahora. Te sientes conectada o conectado a todos y a todo lo demás.
Hablaremos de tu yo interior largo y tendido en este blog pero piensa que esto no lo he inventado yo. Numerosas técnicas de trabajo espiritual y religiones tienen como objetivo el conectar con esta parte sutil y volátil que sin embargo al comprenderla lo es todo. La meditación, por ejemplo, busca acallar los pensamientos para dejar aflorar a ese verdadero ser. El chamanismo y sus derivaciones locales, proporcionan técnicas para conectar con los guías, que no dejan de ser representaciones de la conexión con nuestro mundo interior. Conectar cada vez más con esta parte interior y comprenderla, te servirá para permitirle que ocupe más espacio en ti y de esta forma dejar menos hueco a la personalidad (ego) y a los pensamientos negativos.
A lo mejor ya había oído hablar de todo esto, o a lo mejor no y estás confundida. Simplemente quiero que sepas que es normal no entender muy bien de qué te estoy hablando. El descubrir algo que ha estado siempre delante de tus narices pero que no has sabido ver, forma parte de este juego. Solo piensa en que no es fácil explicar con palabras algo que forma parte de ti. Un lenguaje estructurado y creado por la mente no puede explicar lo que se siente en el corazón. Así que simplemente ten presente que a partir de ahora vamos a ir desgranando y analizando lo que realmente somos para poder comprender en qué lugares debemos quitar y poner peso en nuestra vida. Es decir, vamos a ir restándole peso a las cosas que nos ocurren derivadas de nuestro día a día y vamos a darle peso a nuestra esencia oculta para que tome el control de nuestra vida.