La mayoría de objetos del Universo están agrupados. Algunos de los grupos más grandes y numerosos son las Galaxias. Nuestro planeta, y el Sistema Solar en el que se encuentra, también forman parte de una Galaxia, la Vía Láctea. En este post nuestro viaje continúa por esta enorme Galaxia, casi tan antigua como el Universo observable.
Las galaxias
De forma natural, los objetos «cercanos» se van agrupando en grandes regiones. Las galaxias son un buen ejemplo de ello. Estos enormes objetos están formados por estrellas, nubes de gas, planetas, polvo cósmico, materia oscura… todos ellos unidos gravitatoriamente por un centro supermasivo que las mantiene retenidas, generalmente un agujero negro.
Me gusta imaginar las galaxias como el agua de un lavabo al quitar el tapón. En el centro, un gran atractor, atrae al elemento que lo envuelve haciéndolo girar. Una galaxia hace algo parecido, un enorme disco que gira alrededor de un núcleo muy masivo.
El Universo es tan brutal, que a pesar de que Galaxias como la nuestra tienen cientos de miles de estrellas, se estima que existen al menos 2 billones de galaxias en el Universo observable.
Los modelos cosmológicos de los inicios del Universo, indican que unos 300.000 años después del Big Bang, comenzaron a formarse los átomos primigenios de la composición de las Galaxias. Todavía no se habían formado estrellas, por lo que este periodo es conocido como la Edad Oscura del Universo. Fue a partir de las reacciones en esta materia primordial que estas grandes regiones se convertirían con el tiempo en las galaxias que vemos en la actualidad.
Tras mil millones de años de formación, comienzan a aparecer las estructuras clave de una Galaxia: los cúmulos globulares, el agujero negro central supermasivo y un bulbo formado por estrellas pobres en metal.
La vía láctea
Nuestra Galaxia es realmente enorme. Se estima que tiene 200.000 años luz de diámetro. Esto es, que si fuéramos capaces de viajar a la velocidad de la luz (300.000 km/s), tardaríamos 200.000 años en recorrerla de punta a punta. Se estima, además, que tiene entre 200.000 y 400.000 millones de estrellas. ¿Todavía pensáis que somos únicos entre cientos de miles de millones de estrellas?
La Vía Láctea es un anciano cósmico. Analizando la edad de sus estrellas y relacionándola con el momento en que se produjo el Big Bang, se ha podido comprobar que la Vía Láctea es casi tan antigua como el propio universo. La edad de la Vía Láctea se situaría en torno a los 13.600 millones de años.
Nuestra Galaxia comenzó como una o varias pequeñas regiones de gran densidad, poco después del Big Bang. Algunas de estas regiones eran las semillas de los cúmulos globulares, en los que perduran las más antiguas estrellas que formaron la Vía Láctea. Tras unos pocos miles de millones de años, la masa de la galaxia era lo suficientemente grande como para que diera vueltas con relativa rapidez, lo que condujo a que el medio gaseoso interestelar colapsase, pasando de una forma más o menos esférica a un disco plano. Por lo tanto, las siguientes generaciones de estrellas se formaron en este disco espiral. La mayoría de las estrellas jóvenes, incluido el Sol, se encuentran en este disco.
En el centro de nuestra Galaxia, como en las demás, hay un agujero negro, al que conocemos como Sagitario A*. Los agujeros negros son objetos tan masivos que no dejan escapar la luz de él, de ahí su nombre. Sagiario A* tiene más de 4 millones de veces la masa de nuestro Sol
Nuestro Sistema Solar se encuentra a 25.766 años luz del centro galáctico, en el conocido Brazo de Orión de la espiral que forma.
Observación
No sé si te lo has planteado alguna vez, pero evidentemente, al estar dentro de nuestra Galaxia, no podemos verla como vemos a otras, con su forma de espiral. Pero seguro que has podido ver en un cielo oscuro, o te han contado alguna vez, que desde la Tierra la Vía Láctea se ve como una gran franja estrellada en el cielo de verano. Y efectivamente, así es. Nos encontramos dentro de un plato, por lo que solamente podemos ver la línea de la perspectiva que nos ofrece desde nuestra posición.
Es una pena que la contaminación lumínica nos impida ver este inmenso espectáculo desde nuestra ciudades. Es por ello por lo que os recomiendo que aprovechéis algún viaje a zonas despobladas para asomaros al cielo nocturno.
Espero que os esté gustando este viaje por el Universo, cada vez nos acercamos más a nuestro planeta.