El ser humano vive una Vida Matrioshka. ¿Recuerdas esas divertidas muñecas rusas en las que dentro de cada una de ellas se guardan las más pequeñas? Según vas abriendo muñecas van apareciendo más. Tu vida funciona así, es como una muñeca Matrioshka. Capa sobre capa entierras tan al fondo a la muñeca original, que se torna muy difícil acceder a ella.
– ¿Estás dispuesta a empezar a abrir muñecas? –
Tu espíritu, tu verdadera esencia, tu verdadero ser… Eso es la muñeca pequeña. La primera de ellas. La original. Casi imperceptible escondida entre las otras. No es sencillo llegar hasta ella, pero alcanzarla debe ser el objetivo, el fin de cualquiera de nosotros. Dentro de ella no hay nada más, es la verdadera.
El resto de capas son el camino. El camino hacia el interior, claro está. El camino a la muñeca pequeña. Debes desprenderte de cada una de ellas para profundizar un poquito más, para pasar al siguiente nivel. Cada vez que abres una capa y accedes a su interior, accedes a un nuevo secreto.
– Pero cuidado, cada capa tiene trampa. Son tan parecidas entre ellas que te será difícil saber cuántas te quedan, o si ya has llegado al final –
Empezarás liberándote de la capa de lo preestablecido, para así empezar a cuestionarte muchas cosas. La capa de los dogmas, religiones e ideologías. La capa del qué dirán o pensarán de mí. La capa de lo social y lo políticamente correcto. La capa del consumismo y la capa del bienestar. La capa del aislamiento con la naturaleza, con los animales y con los demás. La capa de las estructuras sociales preconstruidas. Las capas de las heridas de la infancia. La capa del raciocinio y el pensamiento. La capa del ego. Y si todavía te queda alguna capa, caerá también.
Abrir muñecas Matrioshkas es un proceso difícil, a veces doloroso y complicado. Desestabiliza por completo la vida que has estado llevando, tus creencias y lo que crees que eres. Pero cada vez que des un nuevo paso y consigas abrir una de ellas, sentirás felicidad de verdad y alegría en el corazón. Identificarás que estás más cerca de tu objetivo y que cada paso valió la pena. No sabrás si el camino te permitirá llegar hasta la muñeca pequeña, pero te dará igual porque sabrás que has iniciado la andadura.