La Navidad, esa fiesta amada por los niños y odiada por muchos adultos. Un trajín de regalos, comidas familiares, dulces, aglomeraciones y celebraciones. Pero ¿celebraciones de qué? ¿Qué celebras cuando te sientas a cenar en Noche Buena con tu familia? ¿Por qué un gordinflón vestido de rojo y blanco nos trae regalos el día de Navidad?
La palabra Navidad significa nacimiento en su origen latín. Lo que celebramos, en países de origen cristiano como el nuestro, el día 25 de diciembre es el nacimiento de Jesucristo. Lo que mucha gente no sabe es que según los cálculos de los expertos (Biblia en mano), la fecha más probable del nacimiento de Jesucristo fuera a principios de otoño, concretamente entre septiembre y octubre. ¿Y entonces, por qué seguimos insistiendo en celebrar la Navidad el 25 de diciembre?
A pesar de que celebramos el día del nacimiento de Jesucristo el 25 de diciembre, los expertos aseguran que realmente nació entre septiembre y octubre.
Uno de los objetivos de las celebraciones cristianas siempre ha sido el de reconvertir y hacer olvidar otras fiestas antiguas, especialmente las de origen pagano. En la antigüedad, sobre el 21 de diciembre se celebraba el Solsticio de Invierno, fecha tremendamente importante para nuestros antepasados ya que a partir de entonces los días se empezaban a hacer más largos y el frío del invierno marcaba una época dura, con habituales hambrunas. Coincidiendo con esta celebración pagana, los antiguos romanos celebraban el día del Nacimiento del Sol invicto, día considerado como el del nacimiento del Dios Apolo, o Dios del Sol. En estas fechas era habitual que los romanos pospusieran todas sus actividades para la celebración y se intercambiaban obsequios. Posteriormente, cuando el cristianismo fue introduciéndose en el Imperio Romano, el día del nacimiento del Dios Sol se fue convirtiendo al nacimiento de Jesucristo, y así es como ha llegado hasta nuestros días.
A lo largo del tiempo, la tradición cristiana y actualmente la mercadotecnia, se han encargado de mantener viva la tradición. Y hoy en día, con las religiones bastante mermadas, es más bien la ilusión de los más pequeños, el consumo, la fiesta y los regalos los que siguen manteniendo viva la Navidad.
Tradiciones navideñas
La cena de Noche Buena, la comida de Navidad, los turrones (origen Alicante siglo XV), los belenes (origen Italia siglo XIII), los villancicos (origen en España y Portugal en el siglo XV) y el árbol de Navidad (originario de Alemania en el siglo XVII), son algunas de las tradiciones navideñas que se han extendido en nuestro país. Pero no son las únicas. Por ejemplo, en el hemisferio sur la navidad llega en pleno verano, por lo que es normal que algunas tradiciones cambien. Algunas tienen que ver con diferentes costumbres gastronómicas, mientras que en algunos lugares es la fecha de la celebración navideña la que cambia.
Santa Claus
Como no podía ser de otra manera, cuando hablamos de la Navidad tenemos que hablar obligatoriamente de ese producto del merchandising, que no es otro que Santa Claus.
La iglesia cristiana asocia a Santa Claus con San Nicolás, un obispo cristiano que vivió en el siglo IV. Tenía la fama de repartir regalos entre los pobres y los niños. Esto, junto con la antigua costumbre romana de repartir obsequios durante el día del Nacimiento del Sol Invicto, pudieron convertir a San Nicolás en el repartidor oficial de regalos de las fiestas navideñas.
El actual aspecto de Santa Claus se origina en los últimos dos siglos, en los que diversos dibujantes y escritores fueron adaptando su figura a la que conocemos hoy en día de hombre corpulento y barba blanca, y su vestimenta tiene su origen en las vestimentas de los antiguos obispo. Aunque ya habían sido introducidos los colores rojo y blanco para sus prendas, en el año 1931 Coca-Cola se encargó de popularizar esos colores y la imagen que tenemos actualmente de él, quedando ésta consolidada hasta nuestros días.
Poca gente sabe que Santa Claus tiene su origen en San Nicolás, es más habitual relacionarlo con un ermitaño del Polo Norte que bebe Coca-Cola.
Otros personajes de la Navidad
Santa Claus no es el único personaje responsable de repartir regalos y hacer felices a los niños en Navidad. Hay diferencias entre comunidades autónomas y países en el reparto de regalos.
Los Reyes Magos son los repartidores de regalos más conocidos de España. En la víspera del 6 de enero se recorren todas las casas dejando regalos a los niños que previamente pidieron en una carta.
Los duendes navideños son muy típicos en el norte de Europa, en donde se tiene un verdadero cariño a duendes y personajes fantásticos procedentes de los bosques.
La Befana es un personaje del folclore Italiano consistente en una especie de bruja buena que vuela sobre una y reparte dulces a los niños buenos. Al igual que los reyes magos, es un personaje que llega el 6 de diciembre.
El Olentzero es un personaje típico del País Vasco. Se trata de un carbonero que baja del monte el día de Navidad con un saco lleno de regalos.
Un personaje parecido al Olentzero es el Apalpador, típico de Galicia, que recibe ese nombre por palpar la barriga de los niños para ver si durante el año han comido bien y recompensarles con castañas o algún obsequio.
El Tió de Nadal, personaje típico en Cataluña consistente en un tronco con cara, barretina y dos patitas que suele llegar entorno al 8 de diciembre a las casas, procedente de la montaña. Se le cuida hasta el día 24 de diciembre, día en el que se le canta una canción mientras que se le golpea con un palo para que cague golosinas y regalos.
Espero que os haya gustado el artículo de esta semana y que os sirva para conocer un poquito mejor el origen y las costumbres de esta fiesta.
Desde Mi Planeta ya solamente nos queda desearos a todos una muy ¡Feliz Navidad!
Imagen de portada: Foto @anieto2k, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0
Santa Claus: Foto @randylandicho, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0
Olentzero: Foto @aiaraldea, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0